13 septiembre, 2020

SI YO FUERA PRESIDENTE

Yo nunca he sentido que sirva como político, eso jamás me ha llamado la atención, y si lo fuera, no lograría ni siquiera obtener los votos para ser el presidente de la junta del edificio en el que vivo. Dejando eso claro, lo que voy a proponer aquí está basado en el hecho de tener al ser más inepto e inútil sobre la Tierra como presidente de Colombia.

En ese orden de ideas, empiezo diciendo que, si yo fuera presidente, no duraría ni dos días, pues con mis reformas y propuestas, me hacen un golpe de estado a horas de posesionarme. Pero ¿cuáles son esas propuestas? Empecemos:

      1-     Mi eslogan de campaña sería: dejar de jugar con la mota del ombligo y empezar a preocuparse por la telaraña que crece en los pies. Es decir, empecemos a solucionar los problemas de la Colombia profunda, la de las veredas, los litorales, las fronteras transnacionales. Lo primero sería recuperar el Pacífico, ir a Chocó, todo el departamento, no solo Quibdó, ir a Buenaventura, Tumaco, Caloto, etc., los lugares más olvidados por siglos, y los que más potencial tienen para crecer. Se protegería toda la selva chocoana, el Tapón del Darién, buscando potenciar el turismo ecológico y sustentable, educando a las poblaciones en el correcto manejo del territorio, en la adecuada atención al turista, en la implementación de protocolos de preservación independientes del gobierno de turno, en el que la población sepa defender lo más valioso que tienen. También reestructuraría los puertos de Buenaventura y Tumaco, los llevaría a duplicar su capacidad actual, mejorando su infraestructura y condicionando que las labores deben ser manejadas por personal de la región, nada de tener que esperar una decisión desde Bogotá. Para que esto sea posible, se necesitan vías y medios de transporte limpios. Se construirán autopistas y vías férreas para trenes eléctricos de alta velocidad, que comuniquen al Pacífico con las ciudades en las diferentes cordilleras. (Sí, suena a utopía, pero si no robaran tanto, seguro que se puede). 

      Luego del Pacífico seguiría la Amazonía y los llanos, recuperando el sector agrícola, la producción de alimentos para todo el país, y la conservación de la selva. Se controlarían efectivamente las fronteras, se llevaría las funciones del Estado a todas las veredas, ríos, quebradas, que sirven para el tránsito de grupos ilegales de un país a otro, con el fin de dar oportunidades reales de educación, salud y desarrollo a las comunidades más expuestas durante décadas al rigor de una guerra que ellos no pidieron. La triple frontera en Leticia, con Brasil y Perú, sería un foco de desarrollo y cooperación internacional, efectuando labores de conservación, reconocimiento, exploración, y aprovechamiento sostenible del pulmón verde más importante del mundo. 

     En los llanos, se haría igual en la frontera con Venezuela, pero adicionalmente, se controlaría el crecimiento desmedido de la ganadería, fuente de millones de hectáreas deforestadas anualmente. Para esta región, por su topografía, se aprovecharía para hacer un tren internacional que conecte a los dos países a través del territorio más común que tenemos, en el que compartimos cultura, historia y en el que empezaremos a compartir crecimiento económico. (Ya por esto, tendría una pistola en la cabeza, por parte de los que ven a Venezuela como el enemigo y no quieren tener relación alguna con ellos, olvidando que somos hermanos de una Gran Colombia). 

      Luego seguiría la frontera con Venezuela, pero al norte, en la Guajira, otro de los territorios más olvidados durante años, donde no solo no hay oportunidades, si no tampoco, desarrollo, o privilegios como los tenemos en las ciudades en lo alto de las cordilleras. Es aquí donde se debe reconocer la importancia de la población indígena en el conocimiento del territorio, en la cultura arraigada por siglos, y que debe ir acompañada de una limpia extracción de minerales y potencializar su atractivo turístico, al igual que en Chocó, a partir de la biodiversidad, de manera que en un futuro también se pueda acceder a estos lugares de manera fácil y controlada. 

      La región Caribe, antes de obtener algún beneficio por parte del Estado, debe ser limpiada de toda presencia de corrupción, de clanes económicos poderosos, que montan políticos a su conveniencia. Esto se hará trabajando directamente con las comunidades, no con los alcaldes y gobernadores, empoderando a la población para que tomen el control de sus territorios, de sus recursos. Esto no se logra si no hay una efectiva reforma al sistema judicial, pero ese es otro punto, por lo que no me voy a extender ahí. 

      Lo anterior para llegar al centro del país, a la región Andina, donde se concentra todo el poder administrativo y político, y que se ha beneficiado de las otras regiones en medio de una explotación y exceso, que no deja que el país crezca como se merece. Por eso, el desarrollo y aporte del país a esta región, será mínimo, dejando que cada ciudad viva en las mismas condiciones de oportunidades que históricamente han tenido las demás regiones. Esto lo que va a hacer, es que la gente busque llevar su conocimiento a los territorios apartados, liberando espacio en las ciudades, donde se pueda mejorar la calidad de vida para los que se queden, impulsando la construcción y adaptación de sistemas energéticos y de producción renovables, cuidando las fuentes hídricas, los páramos, bosques de niebla, recuperando de ser posible los nevados, todo a partir de una disminución considerable del uso de combustible fósil y de la contaminación atmosférica. Se implementará la reforestación urbana, los edificios públicos tendrán que adaptar jardines verticales al interior y exterior de sus fachadas, se recuperarán ríos y quebradas mediante la construcción de alamedas, bulevares y parques lineales, donde la vegetación endémica sea la constante, evitando caer en el paisajismo meramente estético, potenciando las mediciones de espacio público por habitante, y a su vez, disminuyendo los días de emergencia ambiental.

     2-  Todo eso suena muy bonito, y ¿cómo lo voy a hacer? ¿de dónde va a salir el dinero para llevar a cabo toda esa visión utópica? Lo primero es reducir el sueldo a todos los empleados públicos, empezando por el mismo presidente de la República. Se reglamentará que ningún funcionario público tenga como salario un monto superior a quince (15) salarios mínimos vigentes; que los servicios de transporte, telefonía, comunicaciones, y demás beneficios con los que cuenta actualmente, sean pagados por cada funcionario, nada de cuentas estatales ni empresariales; Que las sesiones del Congreso sean presenciales siempre, y a la primera falta injustificada, retiro del cargo y no puede ser reemplazado por alguien del mismo partido; cada funcionario público de alto rango, no podrá disponer de más de tres (3) asesores, y su equipo de trabajo será de máximo diez (10) personas. De esa manera evitamos la burocracia, el poner gente por pagar favores, y se obtendría un ahorro en el pago de nómina estatal de manera anual, que permitiría empezar a desarrollar parte de los proyectos del punto 1. Pero esto no es suficiente. Tenemos que conseguir más recursos. Y ¿quiénes tienen más recursos? Pues los bancos y los empresarios. A ellos les cobraremos más impuestos, nada de exenciones por ser buenos samaritanos, y se multará a quien decida reducir empleos con el fin de pagar menos impuestos. La reforma tributaria afectará al que más tiene, no al que no tiene nada, como ahora. También se cobrarán impuestos a las iglesias, pues este es un Estado laico, y no se debe tener preferencia por ningún tipo de religión. Impuesto predial, impuesto al patrimonio, impuesto de renta. Adicionalmente, si por falta de pago, una comunidad religiosa, deja de funcionar (algo poco probable) sus edificaciones serán equipadas como centros culturales, donde se estudie la historia arquitectónica, arqueológica, política y cultura de cada territorio.

Para impulsar la economía, el salario mínimo tendrá un incremento inicial, llegando a un valor que permita a una familia tener lo mínimo para subsistir, como debe ser, no como el actual que es una miseria. Luego de este incremento, el reajuste anual será igual a la inflación generada. Nada de reuniones infructuosas entre gremios y sindicatos. De esta manera se garantiza que el consumo se incremente en los estratos más bajos, obligando a la industria a ser más productivos, lo que conlleva a contratar más trabajadores y ampliar sus plantas, lo que a su vez hace que obtengan mayores ingresos, que a su vez se convierten en una mayor recaudación de impuestos de industria y comercio.

Como se van a mejorar las vías y las infraestructuras de puertos, y adicionalmente, nuestras industrias van a tener que producir más y mejores productos, la importación va a regularse y la exportación va a aumentarse, lo que va a permitir garantizar mayores recursos para la consecución de objetivos del punto 1.

Por otro lado, los bancos, vamos a dejar de cobrar el 4 x mil, cuotas de manejo y retiro, transacciones nacionales, giros y demás cobros abusivos a personas que tengan cuentas en las que mensualmente tengan ingresos por debajo de cinco (5) salarios mínimos. El salario es para los trabajadores, no para los bancos. Estos podrán obtener ganancias únicamente de los grandes capitales y de cuentas corrientes, además de lo que inviertan en la Bolsa de Valores. Si un banco, al finalizar cada año, obtiene ganancias superiores al crecimiento porcentual del PIB, ese porcentaje extra será reembolsado a los clientes de menores ingresos que tengan en su base de datos, como compensación por todos estos años de abusos y mal servicio.

Para terminar este punto, de generación y recolección de recursos económicos, vamos a legalizar la producción y comercialización de drogas alucinógenas, viendo esto como un problema de salud pública y no de orden público (si todavía no me han matado los banqueros, con esto me mata Estados Unidos). Bajo esta premisa, las ganancias obtenidas por la venta controlada de alucinógenos se usarán para la construcción y mantenimiento de centros de salud para la recuperación de adictos, de espacios públicos de uso controlado de drogas, trabajo social con las familias de las personas afectadas por el abuso de dichas sustancias, recuperación de cultivos y preparación de laboratorios exclusivos para la elaboración controlada de esas sustancias. Estas se venderán bajo el mismo sistema de medicamento de control, y quienes sean consumidores no serán atacados ni discriminados por miembros de la fuerza pública, siempre y cuando se comprometan a realizar su uso en los lugares adaptados para ello, a ver si de una vez por todas, dejamos los parques infantiles para los niños, los centros deportivos limpios y la razón de existir de los grupos de microtráfico sea controlada por la autoridad. Esto seguramente generará muchos inconvenientes mientras se regula, pero en otros países se ha demostrado que un control por parte del Estado de esta problemática, es la mejor solución para todos.

   3- Todo lo anterior debe ir regulado por un sistema de justicia efectivo, ágil, y que genere nuevamente confianza en las instituciones del Estado por parte de la ciudadanía. Para esto propongo que las cárceles tengan un acompañamiento de carácter social y psicológico, con la misma cantidad de personal que tienen para garantizar la seguridad dentro de las mismas. Adicionalmente, a las personas que se hayan visto involucradas en casos de narcotráfico inferior a 10 kilos, o las llamadas “mulas”, se les dará un indulto por parte de la presidencia, con el previo compromiso de no intentar de nuevo sacar de manera ilegal mercancía, que ya será legal dentro del país. En caso de reincidir y ser capturado, se le aplicará un (1) año de prisión por cada kilo que lleve, sin oportunidad a rebaja de penas por buen comportamiento.

Con ese indulto se resuelve parte del hacinamiento de los centros de reclusión, pero no el problema total. Los delitos menores, serán tratados con un trabajo social y de re-educación funcional, para que, al salir, la persona sea alguien útil. Los delitos atroces, no serán impugnados ni indultados. Los delitos políticos, y los políticos delincuentes, serán encerrados de por vida, a cadena perpetua, y solamente podrán salir de su reclusorio en un carro fúnebre directo al lugar de sepultura. Cero tolerancia al corrupto, al genocida, al paramilitar, al guerrillero (que no haya cumplido con lo acordado y siga delinquiendo y/o justificando su accionar pasado).

Todo eso muy bonito, pero ¿quién se va a encargar de impartir justicia si los juzgados están atorados en procesos de años? Desafortunadamente eso no se soluciona de la noche a la mañana; primero deberá digitalizarse todos los folios de cada proceso, siguiendo parámetros del sistema de gestión de calidad, en cada ente de control, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, etc., y estos deberán estar coordinados entre ellos para que la información sea clara al realizar cualquier consulta de cualquier caso. Los directores de los entes de control, no serán ternados por el Gobierno, si no que serán escogidos por convocatoria pública a través de la plataforma del Centro Nacional del Servicio Civil, CNSC, con el fin de garantizar un proceso de méritos y no de apoyos. Se espera que las personas que resulten a cargo de dichos entes, no tengan compromiso alguno con partidos o con clanes económicos que le resten independencia a su labor.

   4- Estas ideas tienen que ir acompañado de un proceso de re-estructuración, educación y profesionalización de la fuerza pública, enfocada en derechos humanos, sociología, antropología y psicología, en el que cada miembro, de cada fuerza, de cada rango, deberá aprobar satisfactoriamente, y del que se deberá actualizar anualmente para poder continuar ejerciendo su labor. De esta manera esperamos erradicar los abusos, las desapariciones, los malos protocolos. Además, se podrá contar con el acompañamiento de las diferentes fuerzas de control, para todo el trabajo de gestión social con las comunidades más apartadas, buscando generar nuevamente confianza en las instituciones, y que estas estén para proteger y no para agredir. Por cierto, el ESMAD será desmontado en su totalidad, y las tanquetas convertidas en centros culturales móviles, que se desplazarán a las comunidades más alejadas a llevar la presencia efectiva del Estado, y por “presencia efectiva” me refiero a educación, salud, créditos, emprendimiento, tecnología, etc.

     5-  Para finalizar, el punto más importante de todos, el de la educación. Es cierto que no existen las construcciones adecuadas para este fin en los municipios y veredas más alejadas del país, y también que estas han sido siempre las de minorías étnicas y culturales, por lo que son las que se encuentran en un mayor nivel de atraso tecnológico. Por esta razón, se va a impulsar la enseñanza de lenguas nativas de las comunidades indígenas en los colegios de las zonas urbanas, principalmente de las grandes ciudades, siguiendo además con la aplicación de estas en cursos de carreras profesionales catalogadas como humanistas. Esto será muy útil al momento de implementar el primer punto de este plan de gobierno, pues se podrán desplazar desde las ciudades hacia las comunidades, profesionales y tecnólogos capaces de entender y hacerse entender, logrando una mayor comunicación y una mejor labor social. Adicionalmente, se implementarán las clases de ciencias básicas en idioma inglés, algo que está planteado desde hace muchos años pero que no ha podido llevarse a cabo por falta de oportunidades para que los docentes puedan prepararse en la enseñanza desde un segundo idioma.

También se prohibirán en los colegios públicos las clases de religión, ya que esto es una decisión de cada ser y no debe ser impuesta como dogma a partir de la educación pública. Los colegios privados que deseen impartir esta asignatura, deberán incluir información clara y objetiva de todas las religiones del mundo, no solo la católica como ha sido costumbre, si no también del judaísmo, hinduismo, budismo, islamismo, etc., con el fin de educar desde la empatía y no desde el sectarismo. Estas, además, deberán incluir en sus enseñanzas, la participación histórica en los eventos mundiales de cada una de ellas, no quedarse solo en la doctrina de cada una, si no en la implicación de las decisiones que sus dirigentes han tenido en los eventos que hacen parte de la historia de la humanidad.

De igual manera se deberá incluir educación de género desde los primeros años de primaria, acompañado de educación sexual y reproductiva, de manera objetiva e imparcial, y alejada de cualquier dogma religioso. Se verificará frecuentemente por parte de PROFAMILIA que se garanticen los derechos sexuales y reproductivos de los estudiantes.

 

Como ven, las utopías son muy bonitas, pero lograr llevarlas a cabo, es imposible, y menos en países como este. Esto es solo un borrador de un plan básico de gobierno, con el que sueño, que me gustaría poder vivir antes de morir, pero eso ya es pedir demasiado. Seguramente tiene varias equivocaciones y supuestos; claro, no soy político, economista, profesor, sociólogo, etc., además que es susceptible a cambios en su ejecución y programación. Lo que sí es cierto, es que algo así, generaría más inconformidad entre la gente, y es ese miedo al cambio lo que no deja que este país prospere.

 

 

SI EL PAÍS FUERA UN COLEGIO

Supongamos que lo que está pasando actualmente en Colombia, sucediera a una escala más pequeña y fácil de digerir para todos.

En este caso, Colombia es un colegio cualquiera, en un municipio cualquiera. Resulta que, en este colegio, los alumnos de grado 11 (policía y ejército), con el permiso del rector (Duque), se la han pasado haciendo Bullying a los demás alumnos de cursos inferiores.

Con la pandemia y su cuarentena, el servicio de alimentación que se les daba a los estudiantes nunca llegó, porque el rector, en medio de su infinita bondad (sarcasmo) y siguiendo las directrices de la secretaría de educación del municipio (Uribe) decide coger esos recursos para dotar de implementos de última tecnología a los estudiantes de 11, con el fin de que puedan terminar sus estudios tranquilamente, mientras siguen molestando a los menores.

Eso les permitió violentar a los estudiantes y profesores incluso en las clases virtuales, en las que hackeaban las plataformas para meterse y burlarse de todos.

Cuando la cuarentena se acabó, y los niños pudieron volver a salir, los de 11 empezaron a violentar y agredir físicamente a los niños que se encontraban en la calle.

Un día, uno de esos niños, de 5to grado, les plantó cara a dos que lo estaban molestando, y como no les gustó, se lo llevaron para la casa de uno de ellos y lo golpearon casi a punto de morir (en este caso el abogado sí murió).

La madre de este niño, empezó a exigirle al rector que controlara a los de 11, que ya se estaban pasando, y fue acompañada de los hermanitos del niño golpeado. Los de 11, sabiendo que no les iban a hacer nada, pues golpearon a la señora y a los hermanitos.

En medio de toda esta situación, los alumnos de los otros cursos también empezaron a protestar y a reclamarle al rector que hiciera algo, pero este no entendía y se hacía el que no era con él la cosa.

Entonces los de 11, para justificar sus agresiones, infiltran en los manifestantes a algunos compañeros con el fin de enardecer a la multitud, incluso empezando a dañar las instalaciones del colegio, mientras que los de 11, seguían atacando a los más vulnerables.

Unos padres, se enojaron porque estaban acabando con el colegio, sin importarles los niños que estaban siendo maltratados por los mayores.

La coordinadora de disciplina (Claudia López) dijo que los de 11 estaba desatados y que ni a ella le hacían caso, por lo que habló directamente con el rector, quien le dijo que sí, que bueno, que iban a investigar, pero eso lo hizo solamente para quitarse a la coordinadora de encima, que no lo estaba dejando ver el partido que estaban dando.

¿Será que así sí entienden o tampoco?

23 mayo, 2020

SOBRE EL UNIVERSO Y SU RELACIÓN CON LOS HUMANOS

Tratando de entender el pensamiento colectivo, lo que mueve a la masa de gente a inclinarse hacia algún tipo de creencia, he decidido realizar algunos cálculos básicos acerca de la relación por volumen entre el universo y cada ser humano (habitante de la Tierra, pues desconozco si existen humanos en otros planetas) con el fin de identificar la real dimensión de lo que somos como especie, y de lo que hipotéticamente seríamos en caso de la existencia de un ser superior que nos cuida.

Para esto, lo primero que hice fue calcular el volumen del universo observable. Hago claridad en eso, pues al no tener claridad acerca de si existen o no los límites del universo, lo más acertado es utilizar las dimensiones conocidas y aceptadas por el ámbito científico mundial. Es decir, el fondo cósmico de microondas, localizado a una distancia aproximada de trece mil millones de años luz (13.000´000.000 AL) que en kilómetros vienen siendo ciento veinte y dos mil novecientos noventa y tres trillones de kilómetros (122.993´000.000´000.000’000.000 Km). Esta es la distancia que hay desde el hipotético centro del universo hasta su límite observable; una barbaridad.

Cuando hay una explosión, la expansión generada se condiciona al medio en el que se presentó: si hay elementos que la contienen, como una superficie, sea vertical (construcciones) u horizontal (terreno, piso), esta genera una semiesfera que se frena exponencialmente a medida que pasa el tiempo desde la detonación; en caso de no haber elementos de contención, como en el vacío, la expansión será una esfera y esta no tendrá fin alguno pues no habrá nada que la detenga, como es el caso del universo en el que vivimos. Tomando como consideración esto, y la distancia antes determinada, podemos calcular fácilmente el volumen en kilómetros cuadrados del universo, con la fórmula del volumen de una esfera: Vesf=4/3 π R3 en donde R son los ciento veinte y dos mil trillones, el resultado es 7,79 x 1069 Km3, eso es 7.793´450.721´399.120´000.000´000.000´000.000´000.000´000.000´000.000´000.000´000.000´000.000 que en letras es siete mil setecientos noventa y tres undecillones cuatrocientos cincuenta mil setecientos veinte y un decillones trescientos noventa y nueve mil ciento veinte nonillones de kilómetros cúbicos.

Ahora bien, comparemos este valor con el volumen de la tierra, que según Wikipedia es de 1.08321 x 1012 Km3, es decir 1´083.210´000.000 o un billón ochenta y tres mil doscientos diez millones de kilómetros cúbicos.

Según esto ¿Qué porcentaje del universo observable ocupa la Tierra? Pues muy sencillo, se divide el volumen de la Tierra sobre el volumen del universo y se multiplica por cien:

(VTIE/VUNI) x 100 = (1.08321 x 1012/7.7934507213999112 x 1069) x 100 1.38989779844985 x 10 -560,000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.013.898.977.984.498.5% o lo que es igual, más pequeño que trece mil nonecillonécimas partes por ciento.

Son números que no se pueden ni leer de lo largos que son. Pero bien, resulta que ese porcentaje toca dividirlo por cada ser vivo sobre el planeta, que a día de hoy supera los siete mil quinientos millones de habitantes (solo contando humanos), lo que da que cada uno es un 1,85x10-66 (calculado con siete mil quinientos millones) ó 0,000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.001.853.197.064.599.8% o una cien mil decallenésima parte por ciento (ni idea si se dice así).

Viendo estos valores, no es difícil suponer que nuestra relación con le universo pasa por niveles casi de la inexistencia, somos producto de la casualidad, o el residuo cósmico de explosiones ancestrales. Hay más posibilidades de que cada uno controle cada átomo de nuestro cuerpo que de la posibilidad que seamos algo significativo para el universo. ¿Qué no? ¿Que cómo puedo definir eso? Muy sencillo. El cuerpo humano promedio (una persona de 170 centímetros de alto y 70 kilogramos de peso) tiene aproximadamente 6,7x1027 átomos, ó 6.700´000.000´000.000´000.000´000.000 que es decir seis mil setecientos cuatrillones de átomos. Para cada átomo el ser humano tiene una relación porcentual de 1,49x10-26% lo que es igual a decir 0,000.000.000.000.000.000.000.000.014.925.373.134.328.4% o catorce mil cuatrillonésimas partes por ciento.

Entonces, como el ser humano no puede controlar cada átomo que lo conforma, es más, ni siquiera puede ser consciente de su presencia, no lo ve como unidad, si no como parte de un todo, nosotros como seres humanos, mucho menos somos fundamentales para el universo, a este no le importa si existimos, porque no se da cuenta, realmente somos insignificantes como presencia universal. Y si para la totalidad del universo ni existimos, ¿Qué decir de un ser supremo? Pues lo mismo, si existiese, ni por enterado que nosotros sí lo hacemos.

Todo lo anterior suponiendo un mundo estático, ubicado siempre en la misma posición, cosa que no es cierta, pues la Tierra se mueve alrededor del Sol, y este alrededor del centro de la Galaxia, y esta dentro del súper cúmulo de galaxias, y este dentro del vecindario cósmico, es decir, nos movemos, y nuestra posición en el universo nunca es la misma, así que pensar en que otra civilización de otro planeta nos encuentre, es extremadamente remota, aunque más factible que la presencia de un ser que todo lo sabe. 

Ahora que sabemos esto, miremos otro tema, el poder de la energía.  Mucha gente habla que la energía del universo se confabula para hacer lo que nosotros queramos. Falso. La energía del universo se generó hace tanto (en tiempo y en distancia), que cuando llega a nosotros ya ha perdido intensidad y no tiene la capacidad de modificar nada; la única energía posible, es la de nuestro Sol, y esta nos llega con ocho minutos de retraso y demasiado alta, es decir, no puede ser redirigida, ya que esto debe hacerse desde su inicio, o tener una masa suficientemente grande, más que la del propio planeta, que permita establecer una variación en el Espacio-Tiempo tal que pueda afectar lo que queramos. Algo realmente imposible.

En conclusión, estamos solos, no somos más que un subproducto del azar, y debemos seguir buscando seres inteligentes en otro planeta, porque en este no hay.

ENSAYO SOBRE EL “-ISMO” ACTUAL

A partir de la participación del ser humano en las decisiones que atañen a la sociedad, desde la creación de comunidades, ciudades y centros urbanos, desde las intenciones casuales, causales o consecuenciales de quienes han pensado o actuado sobre la vida urbana, desde la implementación de estilos de vida rural, semirrural y suburbana, y desde la concepción que tenemos hoy en la práctica y la teoría sobre el urbanismo, es que pretendo dar mi punto de vista sobre el actual proceder de las cosas que tenemos a nuestro alrededor, y que nos conectan sin darnos cuenta con las realidades de los demás.

Con la terminación de la Segunda Guerra Mundial, el pensamiento colectivo ha acelerado su continuo y contundente cambio, a tal punto que se puede categorizar por década cada estilo, algo que anteriormente se resumía en generaciones, en siglos, o en culturas antiguas. Basta con darle una hojeada a la historia y verificar que antes de la segunda mitad del siglo XX se podía agrupar a varios artistas, en una misma corriente, dependiendo de su época (edad media, renacimiento, barroco, etc.) pero a partir de los años 50 del siglo anterior, cada década tiene su propio estilo, su propio movimiento, su propio “-ismo”, incluso llegando a tener varios en un mismo periodo de tiempo, que se contrarrestan, se yuxtaponen, hasta se estorban. Y no está mal. Estas corrientes tan dispares y plurales, paradójicamente nos dan una visión más global de nuestro entorno, y esa palabra (global) se ha desnaturalizado por completo gracias a la presencia masiva del internet desde finales de los 90.

Carros, relojes, vestidos, zapatos, computadores, celulares, televisores… todo, absolutamente todo, ha pasado por una evolución en su diseño, de lo meramente funcional, a lo funcional y estético, donde cada uno debe ser mejor que el otro, así se produzca en serie y tengan el infame sello de “hecho en China”. Por esto, en la actualidad no tenemos una sola corriente de cual creernos parte, si no muchas, y que varían frecuente y rápidamente. Esa velocidad del cambio constante, del que no podemos escapar ni asentar, esa velocidad en la que tenemos toda la información a la mano, pero de la que no podemos (o no queremos) pasar de lo más banal y superficial, es la que nos determina como generación, la que nos identifica el periodo histórico en el que estamos, y que me permito llamar “FRENETISMO”.

Aunque estemos descansando plácidamente en nuestras casas, viendo pasar el tiempo sin afanes, la vida por fuera de esta sigue su rumbo vertiginoso, y cuando volvemos a este, muchas veces nos cuesta encontrar de nuevo en dónde quedamos parados. Pero las pausas son buenas, son necesarias, en todo, en la música, en los deportes, en la arquitectura, en el arte. Un ejemplo (mundano a más no poder) de esto, es un partido de fútbol: si el partido es monótono, lento, donde los dos equipos se quedan tocando el balón pero no inquietan a ningún arquero rival, uno, como espectador, define el partido como aburrido; si en cambio, los dos equipos son de una presión constante, gol va, gol viene, y no hay filtros en el medio donde se permita una gambeta, una pared, una jugada elaborada, termina 20 a 20, puede que empecemos eufóricos, pero al rato vamos a estar agobiados, cansados, y hasta distraídos, pues el partido no nos muestra nada interesante; cuando un partido empieza con jugadas de toque, varios pases seguidos, llegadas de gol detenidas por una genialidad del arquero o de la defensa contraria, que por momentos empiezan a generar angustia en el espectador, para que cuando llegue el ansiado gol, la tribuna explote de alegría, y luego vuelva la calma, para volver a generar la angustia, o por qué no, dejar que el otro equipo también juegue, es ahí cuando el equilibrio entre calma y frenetismo nos permite disfrutar de un evento particular.

Lo mismo ocurre con la buena música; empieza tranquila, cuando se acerca al coro va incrementando su intensidad, llega el desenfreno total, y vuelve a la calma inicial. Esto no ocurre con la música tropical[1] actual que tanto le gusta al latinoamericano promedio. Esta es monótona, sin cambios de ritmo drásticos, mas sí armónicos, pero que al igual que el primer ejemplo del partido, no permite esos momentos de euforia repentinos, y a su vez se convierte en una repetición de lo mismo, que llega a parecer una sola canción cuando termina una y empieza la otra. Es tan monótona y sencilla, que es paradójico cuanta gente disfruta de esto, y solo encuentro una respuesta: es la manera de bajar el ritmo de vida frenético que se lleva, un equilibrio de las velocidades humanas. Lo que no trae la canción, se convierte en una especie de “zoom-out” en la que se une todo lo general. Debo aclarar que la danza, como evento ritual, como proclamación, promulgación de un interés común, de un grupo específico, es válido bajo mi entendimiento del arte, pero como justificación del desenfreno colectivo, de la fiesta y de la bulla, no tiene razón de ser para mí.

Durante el periodo de cuarentena provocado por el COVID-19, que nos obligó a estar en una situación completamente distinta a la habitual, esta velocidad tuvo un freno, una disminución súbita, la cual desencadenó en afectaciones de tipo mental para muchas personas, y evidenció la necesidad patológica de bulla proveniente de nuestro entorno de la mayoría de personas, pues al tener momentos de profundo silencio, en los que no se oía un solo carro pasar, una máquina producir, ni los pregoneros de productos de toda índole con su sonsonete acompañado de música a través de un megáfono, impulsó a la proliferación de parlantes en las ventanas de las casas, que reproducían a alto volumen, la música que cada quién quisiera poner, llegando incluso a niveles de cacofonía similares a los de cualquier zona rosa, de cualquier ciudad latinoamericana, un viernes o sábado en la noche. Con el paso del tiempo, y al ver que la permanencia en casa se prolongaba aún más, esta situación fue quedando reducida a unos pocos vecinos por cuadra, quienes diariamente insistían con sacar el parlante y encenderlo al mayor volumen posible. Al empezar las regulaciones de vuelta al trabajo de manera gradual, volvieron los carros, las máquinas, los obreros, quienes de a poco, retomaron la producción de ruido con el que la mayoría sentía que estaba todo bien, y gracias a esto, los parlantes cesaron. En definitiva, el FRENETISMO está implícito no solo en los creadores, si no en la población, impactando con fuerza en el sentido del oído, donde se encuentra también el equilibrio, y las relaciones de distancia aparente juegan un papel fundamental en cada ser humano. Si la bulla está cerca, la velocidad es mayor, y la actitud de las personas demuestra cierta satisfacción con esta. Por el contrario, si la bulla está lejos, es inexistente, y el silencio hace presencia continua, la mayoría de personas demostraron un nivel de frustración tal, que solo era compensable con la instalación de los parlante y su música acompañando. Como que en el colectivo humano existe una relación entre bulla=progreso-velocidad directamente proporcional a silencio=inutilidad-lentitud. Aquí no caben gustos, ni derechos, aquí la suma de individuos no produce humanidad, produce ruido; aquí el derecho del otro, del vecino, está por debajo del propio, pues si cada uno no tiene saciada su necesidad de bulla, no importa si hay alguien que disfrute del silencio, la bulla tiene que estar, como respuesta a sentirse parte de un todo frenético, en movimiento, y falsamente productivo. Se perdió de alguna manera el silencio, su disfrute, su necesidad para poder meditar, pensar con calma, tomar decisiones acertadas, o simplemente, por ocio.

Todo lo anterior para decir que la arquitectura, el urbanismo, el diseño, también es parte del FRENETISMO; este se ve en la calma de los barrios en comparación de los centros poblados, y del interior de las casas o apartamentos, con la bulla de las calles. Se evidencia en el “skyline” propio de cada urbe: casas de uno o dos pisos que van incrementando su altura hasta llegar a rascacielos de más de 40 pisos y vuelve de nuevo a la altura unifamiliar. Al igual que en los ejemplos iniciales, del equilibrio entre lo calmado y lo frenético, depende el agobio o no del habitante urbano. En la arquitectura se ve no solo en la volumetría del edificio concebido, si no en el funcionamiento de los recorridos y las estancias. La vivienda, el comercio, los servicios, todo tiene un ritmo, diferente entre sí, pero siempre tiene una proporción (generalmente pensada) entre calma y frenesí, entre quietud y movilidad, entre público y privado. No importa si el que diseña se siente parte del movimiento moderno, minimalista, deconstructivista, clásico, ecléctico o neutral; el FRENETISMO viene incluido. Simplemente fíjense en la representación gráfica de sus propuestas. Un diseño es bueno cuando logra llevar a niveles de dibujo técnico, la esencia del frenesí actual y su equilibrio con la calma requerida para no terminar por enloquecer al usuario final.

Vivimos en la era del FRENETISMO, donde cualquier cosa que uno diga puede ser debatida, rebatida, destruida. Donde la empatía es un lujo que muy pocos se quieren dar, porque implica pensar más allá de uno mismo, porque destruye las barreras y defensas que permite la “invisibilidad pública” de las redes sociales, la valentía de tener un teclado y una red WI-FI a disposición 24-7. Estamos en la época de la velocidad, donde tomarse un tiempo para pensar las cosas, está mal visto, donde esperar es un lujo, donde la “verdad” tiene muchos matices y pocos cuestionamientos, donde se traga entero y no se asumen responsabilidades. Esta es la era de la velocidad, de la inmediatez, del YA antes que el AHORA. No importa lo macro, no importa lo micro, importa lo actual, y si no se genera una respuesta significativa, se cambia por otro diferente en cuestión de nada; la vida no da espera y está en nosotros generar el equilibrio que se requiere.

Ahora la pregunta es ¿Qué vendrá después? ¿seremos capaces de vivir en otro -ismo o la vida acelerada y frenética va a continuar por mucho más tiempo? El tiempo lo dirá, más temprano que tarde, pues por la misma velocidad a la que se mueve el mundo, es posible que pasemos de un mundo frenético, a un mundo hiperacelerado, donde el “multitasking” haga del tiempo algo inexistente, donde la velocidad de trabajo, sea mayor a la velocidad física y medible, donde el concepto de minuto, hora, día, pierdan el sentido, donde el rendimiento ya no se mida en relación trabajo/horas si no en trabajo/bulla, donde las relaciones interpersonales estén reducidas a una pantalla, donde la vida social, en comunidad, se limite a recibir un domicilio entregado por un dron.

Todo esto lo escribo en medio de mi confinamiento, periodo del que no espero mucho de la sociedad, y del que no creo que salgamos mejores, en cambio, se notarán más las diferencias, se rechazará más al que no comparta gustos e ideales, se infravalorará lo evidente y dará un valor extra a lo virtual, donde no importará el otro como parte de un colectivo, donde la noción de humanidad habrá perdido todo su significado. Espero equivocarme…



[1] Me refiero al vallenato y al reguetón.