10 septiembre, 2017

OPINIÓN #04

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Los científicos buscan vida inteligente fuera de la Tierra, porque adentro no la han podido encontrar...”
Este trino, que tengo fijado en mi perfil de Twitter, ha empezado a tener mayor relevancia con la visita del líder de la comunidad religiosa más grande del planeta. El señor Jorge Mario Bergoglio (mejor conocido como el Papa Francisco Primero – no pongo I porque más de uno lo leerá mal-) es un ser humano más, como usted, como yo, como cualquiera que ha tenido la suerte de habitar este pedazo de roca y agua que gira alrededor de una estrella de hidrógeno. Él, como muchos otros, ocupa un puesto de privilegio que ha sido otorgado por un determinado número de hombres (así, en el sentido más misógino de esa expresión, solamente lo eligieron hombres, las mujeres de su territorio solamente sirven para mantener la superstición altiva, pero sus opiniones y sus derechos son ridículamente mínimos), y dentro de ese título que posee, no es más que un líder, que de no ser por el redil que lo sigue, no tendría ninguna voz dentro los gobiernos que buscan en él algo de consejo, por llamarlo de alguna forma.
Pero volvamos al trino. ¿Qué tiene que ver la búsqueda de vida inteligente por fuera del planeta con la visita del señor Bergoglio? Varias cosas:
1.      El comportamiento de las masas: ver el nivel de ridiculez al que llega un ser humano con tal de ser identificado como parte sobresaliente de una masa de gente al paso del vehículo oficial, puede llevar a varias conclusiones, la principal, que la falta de inteligencia de nuestra raza humana es completamente absoluta.
2.      La supuesta inteligencia que tienen nuestros líderes: la capacidad que  tienen quienes gobiernan el territorio para mantener convencida a la gente que lo que ellos hacen o han hecho es la única vía para salir adelante, y si vemos a la religión como la suma de ritos, supersticiones, tradiciones, que son dirigidas desde el Vaticano, demuestra que ellos no son seres inteligentes, son unos oportunistas y a veces se pasan de vivos, porque saben explotar los peores miedos de cada uno de quienes los siguen. Es por eso que vemos en las calles tanta gente que pretende “ver” al personaje, pretendiendo que este ínfimo instante de cruce en una vía le sirva de “salvación”. Supersticiones y más supersticiones. ¿Quién dijo que una persona solo porque está en un puesto de poder tiene la capacidad de salvar a alguien con solo estar en su camino? No estoy criticando la creencia o la espiritualidad que pueda tener una persona, estoy criticando la falta de sentido común de sus expresiones de afecto y creencia, que no hacen más que confirmar la falta de seres realmente inteligentes en este planeta.
3.      ¿Qué es ser inteligente? ¿Acaso yo lo soy?: La inteligencia no es simplemente la acumulación de conocimientos. La inteligencia es saber darle uso a esos conocimientos para hacer de este un mejor lugar. Yo a duras penas puedo pensar en cómo sobrevivir y ayudar a mi familia, por eso no me considero inteligente. La inteligencia debe estar alejada de todo egoísmo, vanidad y poder. Los líderes mundiales, a quienes muchos consideran inteligentes, no piensan sino en ellos, y en cómo mantener a la población contenta mientras ellos se enriquecen y acaban con los pocos recursos que nos quedan. Si el señor Bergoglio fuera un líder inteligente, permitiría que en su iglesia se acabaran esos ritos y tradiciones, que la gente dejara de creer en sólo lo que él y sus cardenales definan como lo que es único y cierto, daría cabida y participación a todos los géneros, buscaría una solución global de equidad con calidad (no equidad por lo bajo, como pretenden los gobiernos socialistas), y lo más importante, acabaría con todos los límites, geográficos, políticos, administrativos, culturales, raciales, etc. Escuchar a sus miles de fanáticos expresar a grito herido que su religión es la única y verdadera, me enferma. Pretender que solo ellos tienen la razón de lo que es bueno, de lo que está bien, de lo que es decente y moralmente aceptable, de ser los únicos que pueden salvarnos (¿salvarnos de qué?), y ser capaces de indicar, definir, obligarnos a pensar en todo eso, también me enferma. Ese seguimiento ciego que hacen muchas personas, actuando en forma de masas incultas, ignorantes, insensatas, crédulas, pero que con cada voz de aliento de su líder se hace más fuerte, es motivo más que suficiente para dejar de pensar que ellos nos van a llevar a algún lado. De seguir pensando así, la aniquilación es lo único que nos queda, y al paso que vamos, esta va a ser pronto.
4.      Importancia de la ciencia: Si bien es cierto que para la búsqueda de vida inteligente en otro lugar del universo, se requiere algo de conocimiento científico, también es cierto que este conocimiento no es suficiente, y que a su vez este se necesita para poder vincular todas las acciones de nuestro diario vivir. Entonces ¿por qué no creer en las ventajas de la ciencia en vez de la capacidad de un ser divino? La ciencia ha explicado casi todo. Tiene una justificación para la mayoría de incógnitas. Es capaz de formular hipótesis y demostrarlas paso a paso, y así, la gente sigue creyendo que un ser divino es el que controla todo. Se puede demostrar que lo que cree no tiene sentido, pero igual creen. Y esta ha sido la razón por la cual se han iniciado muchas guerras. No todo tiene que ser religión, no todo tiene que ser política, no todo tiene que ser comercio, pero todo sí tiene que ser ciencia. Sea cual sea. No importa si es para descubrir que una pulga en un perro salta más que en un gato, quizás más adelante esta investigación permita crear equipos, naves, aparatos que hagan la vida más fácil a quienes sigan en la búsqueda de más conocimiento. No importa qué se busque, siempre la ciencia y la experimentación científica debe ser tenida en cuenta. (Aclaro, no soy científico, soy arquitecto).

Para terminar, hay que ser agradecidos de ser un solo punto rocoso en medio de la nada, y que esto nos ha permitido seguir con vida. Es muy probable que la vida inteligente en otro planeta ya haya pasado por aquí y no nos haya visto, y ¡qué suerte hemos tenido! Somos una mota de polvo en el infinito, y en esa mota se encuentran quienes tienen la capacidad de destruirnos, a quienes nosotros mismos les dimos ese poder, y que está comprobado no piensan hacer nada por cambiar su mentalidad de querer dominar y controlar todo lo poco que somos, y así y todo, existimos quienes creemos que todavía es posible hacer algo por seguir viviendo acá, todos juntos, sin agredirnos, respetándonos, complementándonos, ayudándonos… pero nuestros apasionamientos no nos dejan, y quién sabe si algún día lo hagan.

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